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Posts Tagged ‘El Jardín del Ángel’

Recuerdo la primera pregunta del comercial delante del chalet piloto aquel día en el que decidimos comprar una casa y dejar de ser nómadas para formar un hogar.

-Qué quiere, ¿casa pequeña y jardín grande o casa grande y jardín pequeño?.

La pregunta me tuvo en un tris durante cuatro días. Finalmente me decidí por un chalet adosado con más casa que jardín, en previsión de que además de limpiar la casa, me tocaría sacar al perro y encargarme de la jardinería, como finalmente así pasó. En la compra creo que acerté. Pero precisamente por eso, miro los jardines ajenos, llenos de flores, con envidia.

El jardín del ángel tiene nombre místico. Está situado en la Plaza del Ángel de Madrid, en pleno centro, en el vértice de un triángulo privilegiado, mirando a su izquierda al Hotel NH Palacio de Tepa y a su derecha al Hotel Me by Meliá. Pero sobre todo, lo que tiene es historia.  Presume de ser la floristería más antigua de Madrid y cuenta que además de ángeles tiene algún que otro demonio.

Esta tienda de flores y complementos para el jardín, lugar de eventos y exposiciones, escenario idílico para perderse un día de primavera, es del todo atípica. Su construcción data de 1889, cuando la familia Marín la arrendó a la parroquia de San Sebastián, iglesia con la que linda de costado, tras el traslado de los cuerpos y la clausura del camposanto. Sí, esta iglesia de San Sebastián, se construyó sobre la base de una ermita en 1575 con objeto de dar templo propio al camino de Atocha y acogió el cementerio de muchos hombres célebres. No en vano en esta parroquia estaban domiciliadas las cofradías de cómicos y arquitectos. Lope de Vega, Ventura Rodríguez, Juan de Villanueva… fueron enterrados en el “jardín”.

Un pequeño vivero con plantas y flores crecía en la esquina de la Plaza del Ángel y evolucionaba como negocio aunque sin cambios excesivos, conservando las estructuras y la tradición originales, no profanando el encanto y permitiéndonos ver hoy lo que hubo ayer, casi inalterado. Seguramente que la familia haya llevado el negocio durante 117 años ha servido de mucho para lograr este pequeño milagro. Hoy sus dueños han sabido ver la utilidad del espacio como lugar de encuentro y cuidar esa decadencia que el lugar rebosa, para ofrecernos un trozo de historia con pequeño vergel en su interior, al tiempo que podemos comprar flores para el balcón o aprovechar para ver una exposición de pintura. Recomendado para eco trendies, paseantes, curiosos y aficionados a salir y disfrutar de la ciudad.

Crisantemo rojo para decir te quiero. La flor de ciruelo para pedirle que mantenga su promesa. El geranio oscuro para expresar melancolía. La margarita para preguntar si me ama. El rododendro para avisar de un peligro. La zinnia para recordar a los amigos ausentes. El tulipán amarillo para decirle que su amor no tiene esperanza. Las rosas azules, para agradecer a una persona que haya creído en ti.

El grupo Au nom de la rose está compuesto de floristas especializados en ofrecer en sus tiendas una sola variedad de flores: rosas. El proyecto está avalado por una veintena de años de experiencia, desde la apertura de la primera tienda en París, en el corazón de Saint Germain des Prés.  Au nom de la rose garantiza la calidad de sus rosas con la propiedad de plantaciones de rosales de jardín en Var -Pierrefeu, en las privilegiadas tierras de Provenza y la Costa Azul.

Tiene tiendas en 17 ciudades francesas, incluidas Paris, Orleans, Lyon y Versalles y también en Beirut, Estrasburgo y Bruselas. En los últimos años la expansión internacional ha llevado a la compañía a abrir tiendas en Barcelona y Madrid.

La calidad y frescura de las rosas y la originalidad de sus composiciones, que pueden encargarse on line con gama de colores (tipo pantone) ha implantado una idea, un concepto y una estética atractivas para el cliente, que quiere una rosa con certificado de garantía a un precio permisible. La estética del branding es sencilla pero eficaz y la tienda, pequeña, coqueta, impregnada de aroma, cuenta con expertos asesores para consultas incluso más allá de lo razonable. Supone una agradable parada en la belleza de lo efímero, de la flor entre las flores, la rosa.

Y de entre todas las rosas, ésta. La más bella, la más amada, la más frágil, ha habido otras pero esta es la única, porque es la que perdura. Una única rosa en un planeta, el asteroide B 612, en el que hay tres volcanes (dos de ellos activos y uno no) amenazado por semillas de baobab, que intentan echar raíces y partir el planeta en pedazos y un pequeño príncipe.

“Y el geógrafo, habiendo abierto su registro, le sacó punta a su lápiz. Los relatos de los exploradores se anotan primero con lápiz. Para anotarlos con tinta se espera a que el explorador haya suministrado pruebas.

– Entonces? – interrogó el geógrafo.

– Oh! donde vivo – dijo el principito – no es muy interesante, es bien pequeño. Tengo tres volcanes. Dos volcanes en actividad y un volcán apagado. Pero nunca se sabe.

– Nunca se sabe – dijo el geógrafo.

– También tengo una flor.

– No registramos las flores – dijo el geógrafo.

– Y eso ¿por qué ? Es lo más lindo !

– Porque las flores son efímeras.

– Qué significa: «efímero» ?

– Las geografías – dijo el geógrafo – son los libros más valiosos de todos los libros. Nunca pasan de moda. Es muy raro que una montaña cambie de lugar. Es muy raro que un océano se quede sin agua. Nosotros escribimos cosas eternas.

– Pero los volcanes apagados pueden despertarse – interrumpió el principito. – Qué significa «efímero» ?

– Que los volcanes estén apagados o despiertos, a nosotros nos da lo mismo – dijo el geógrafo. – Para nosotros lo que cuenta es la montaña, que no cambia.

– Pero qué significa «efímero» ? – repitió el principito, que nunca en su vida había renunciado a una pregunta una vez que la había formulado.

– Significa «que está amenazado por una próxima desaparición «.

– Mi flor está amenazada por una próxima desaparición ?

– Seguro.

Mi flor es efímera, se dijo el principito, y sólo tiene cuatro espinas para defenderse del mundo ! Y la dejé allá, tan sola !

Ése fue su primer gesto de arrepentimiento. Pero recobró ánimo:

– Qué me aconseja ir a visitar ? – preguntó.

– El planeta Tierra – le respondió el geógrafo. – Tiene una buena reputación…

Y el principito se fue, pensando en su flor. “ 

(El Principito. Antoine de Saint-Exupéry. 1943. Extracto del Capítulo XV)

No alcanzo a imaginar a ninguna empresa (extraterrestre, claro) realizando una auditoría externa sobre la reputabilidad de la Tierra y sus habitantes. Básicamente temo el resultado. Deforestación, cambio climático, efecto invernadero, conflictos bélicos, pobreza, exclusión, violencia, hambrunas, corrupción, la crisis económica y otros demonios…

Blas de Otero en los poemas póstumos agrupados en Hojas de Madrid, quería escribir “la poesía en los siglos futuros con el pan en medio de la mesa y un avión a Marte todos los miércoles”.

Acabo de leeer que en Ad Astra Rocket están trabajando sobre un motor iónico que permitiría un hipotético viaje a Marte con una duración de 39 días, en lugar de los 6 meses que necesitan en la actualidad las naves espaciales que utilizan motores químicos. Mi optimismo, sobre todo en primavera, roza picos de euforia. Soy una enamorada de la vida y eso ayuda. Y tengo a mi alrededor el dream team que todo ser humano desearía a su lado y eso marca.

Sin embargo hay veces, que también yo me iría a Marte, con sus 59 millones de km de distancia, en 39 días, incluso sin whatsapp y tal que un miércoles. Pero necesitaría mi flor, mi rosa con cuatro espinas, como la necesitaba Saint Exupéry: «Sé que en algún lugar del mundo, existe una rosa única, distinta de todas las demás rosas, una cuya delicadeza, candor e inocencia, harán despertar de su letargo a mi alma, mi corazón y mis riñones.  A esa rosa, donde quiera que esté, dedico este trabajo, con la esperanza de hallarla algún día, o de dejarme hallar por ella. Existe… rodeada de amapolas multicolores, filtrando todo lo bello a través de sus ojos aperlados, cristalinos y absolutamente hermosos…«.

Flower power is a claim used by the American counterculture movement during the late 1960s and early 1970s as a symbol of passive resistance and non-violence ideology.

By Ruth Ardyla @ruthardyla

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